Reformismo

Reformismo

Corriente oportunista que se desarrolló en el seno de la IIª Internacional, que defendía que mediante la lucha por mejoras y reformas duraderas -que eran todavía posibles- podía alcanzarse el Socialismo sin pasar por una revolución.

Origen del reformismo

El contexto de la IIª Internacional es todavía el del capitalismo ascendente. En ese periodo histórico es posible la consecución de mejoras duraderas y reformas legales que sirvan a la afirmación de la clase en el seno de una sociedad burguesa que todavía puede darle un espacio político propio. Es un periodo en que tanto el parlamentarismo como el sindicato pueden ser herramientas para la constitución de la clase como sujeto político y en el que la lucha por «reformas» como la jornada de ocho horas o el sufragio universal...

Despiertan en el proletariado la comprensión, la conciencia socialista y lo ayudan a organizarse como clase

Rosa Luxemburgo. Reforma y Revolución, 1903

Es un contexto así los grupos parlamentarios y sobre todo las direcciones sindicales ganarán casi inevitablemente prestigio y peso en la clase a pesar de marcar derivas cada vez más oportunistas. Estas derivas se hacen cada vez más francas conforme se afiancen las tendencias monopolistas y totalitarias del estado bajo el imperialismo. Se están sentando las bases de lo que luego será el capitalismo de estado característico de la decadencia.

El reformismo en realidad no era sino un síntoma de que los sindicatos y los mismos partidos socialdemócratas estaban siendo absorbidos en la nueva organización del capital nacional en el estado. En su forma más honesta el reformismo reconocerá su ruptura con el marxismo y se presentará abiertamente como revisionismo, es decir, como resultado de la supuesta superación de las contradicciones del capitalismo por el capitalismo mismo.

¿Existe reformismo en la actualidad?

Lo que hoy se llama comunmente «reformismo», las políticas de las izquierdas parlamentarias, no tiene nada que ver con lo que los clásicos de la IIª Internnacional llamaban así:

  • El reformismo de la IIª Internacional era una tendencia oportunista dentro del movimiento obrero; los partidos socialistas, los diversos descendientes del stalinismo o el izquierdismo de cualquier color, son el resultado de tendencias que cruzaron la frontera de clase más básica, renegando del internacionalismo y participando de las peores matanzas de trabajadores de la historia hace mucho tiempo.
  • Es decir, no son expresiones de errores o debilidades en el desarrollo de la consciencia de clase, sino elaboraciones políticas de estructuras bien integradas en el aparato político del capitalismo de estado bajo sus distintas formas, es decir están pensadas para defender el estado nacional y el trabajo asalariado.
  • El reformismo era producto de una época donde las «reformas» significaban avances verdaderos y duraderos para la clase, entre otras cosas porque estos eran posibles; las «reformas» de las que nos hablan hoy no significan «avances» hacia la desmercantilización de la sociedad capitalista, sino, en el mejor de los casos, «mejoras» en su funcionamiento que permiten evitar empeoramientos aun más drásticos de las condiciones de explotación.
  • Y por lo mismo, si el reformismo pretendía poder llegar a través de las reformas al socialismo, es decir, pretendía poder empezar a desmercantilizar de modo efectivo la sociedad; lo que hoy se llama reformismo nos vende, en el mejor de los casos, un imposible capitalismo «sensible», «compasivo» o «humano», no las reformas como camino para superarlo.
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