Militarismo

Militarismo

Tendencia la supeditación de la producción y la organización del estado a las necesidades de la guerra, sea ésta presente o futura. Por eso se manifiesta como un incremento del gasto militar paralelo al desarrollo del carácter autoritario del estado y a la militarización de la vida social.

Origen

El militarismo es un producto del desarrollo extremo y simultáneo de las contradicciones internas -lucha de clases- y externas de una sociedad, aparece en la decadencia de los modos de producción. En el capitalismo emerge ya con el imperialismo y se universaliza con la entrada del sistema en decadencia. Marca la vida social en todos los estados aunque especialmente en aquellos que por provenir su aparato político de la contrarrevolución -stalinismo, fascismo, etc.- o por tener capitales nacionales más débiles, tomaron formas de capitalismo de estado extremadamente centralizadas.

Funciones externas e internas del militarismo y su relación con los trabajadores

El proletariado sabe que la política internacional [de Alemania] tiene esencialmente como objetivo combatir y anular de forma violenta y grosera las dificultades sociales y políticas ante las que se encuentran las clases dominantes; en pocas palabras, es una política de confusión y engaño bonapartista.

Sabe que los enemigos de tos trabajadores mantienen el fuego del chauvinismo para salvaguardar sus propios intereses; […]

Sabe también que las guerras que las clases dominantes provocan al servicio de sus propios intereses, exigen al proletariado los sacrificios más terribles tanto en bienes materiales como en vidas humanas. A cambio de las cuales se les ofrece, una vez terminado el trabajo, miserables pensiones de invalidez, asistencia a los antiguos combatientes, organillos para pedir limosna y patadas de todo tipo.

El proletariado sabe que después de cada guerra, un volcán de lodo, de brutalidad y de grosería se extiende sobre los pueblos que en ella han participado y hace retroceder a la civilización muchos años.

Sabe igualmente que la patria por la cual ha de luchar, no es su patria; que para el proletariado de todos los países sólo existe un enemigo real: la clase capitalista, que oprime y explota al proletariado; que el proletariado de cada país está fuertemente unido, por sus intereses, con el proletariado de todos los demás países; que ante los intereses comunes del proletariado internacional todos los intereses nacionales disminuyen en importancia y que se debe oponer a la coalición internacional de los explotación y la esclavitud, la coalición internacional de los explotados y los esclavos.

Sabe que el proletariado, en tanto que es utilizado en una guerra es conducido a luchar contra sus propios hermanos y compañeros de clase y por lo tanto contra sus propios intereses.

Por esto, la posición que adopta el proletariado con conciencia de clase ante esta función internacional del ejército, así como ante toda política de expansión capitalista, es no solamente fría, sino profunda y conscientemente hostil. El proletariado tiene como tarea fundamental llevar contra el militarismo una lucha a muerte; cada día es más consciente de ello. [...]

Pero el militarismo no tiene únicamente la función de defensa y ataque frente el enemigo exterior, sino que juega un papel interior debido a la cada vez más intensa lucha de clases y al aumento de la conciencia de clase proletaria. Esto configura día a día tanto el aspecto formal del militarismo como su esencia; es decir, la protección del orden social dominante, el apoyo al capitalismo y a toda reacción ante la lucha de liberación de la clase trabajadora.

Aquí se muestra como un puro instrumento de la lucha de clases, un instrumento en manos de las clases dominantes, destinado a detener con la colaboración de la policía y de la justicia, de la escuela y de la iglesia, el desarrollo de la conciencia de clase; y, por lo tanto, a asegurar, cuesto lo que cueste e incluso en contra de la voluntad de la mayoría del pueblo, el poder de una minoría en el estado y la libertad de explotación.

Así se presenta el militarismo ante nuestros ojos; que pretende ser, ni más ni menos, la cuadratura del circulo, que arma al pueblo contra él mismo; que se atreve a convertir al trabajador, al intentar introducir de formar artificial por todos los medios un división generacional en nuestra estructura social, en explotador, enemigo y asesino de sus propios compañeros de clase y de sus amigos, de sus padres, de sus hermanos y sus hijos, de su propio pasado y futuro, que quiere ser democrático y despótico, ilustrado y mecánico, y popular y enemigo del pueblo al mismo tiempo.

Karl Liebnecht. Militarismo y antimilitarismo, 1906

Militarismo y acumulación

En cualquier caso, en todos los países centrales la defensa del militarismo, bajo la forma de defensa del carácter estratégico de la producción militar y su peso en el conjunto del gasto del estado, ha de ser considerada también desde la lógica de la acumulación. La industria militar fue el primer sector que, dependiendo completamente del estado, permitía crear un destino «productivo» al capital que ejerciera de «locomotora» de la tasa de ganancia del capital nacional.

Prácticamente, el militarismo, sobre la base de los impuestos indirectos, actúa en ambos sentidos: asegura, a costa de las condiciones normales de vida de la clase trabajadora, tanto el sostenimiento del órgano de la dominación capitalista (el ejército permanente) como la creación de un magnífico campo de acumulación para el capital.

Rosa Luxemburgo. La acumulación de capital, 1913.

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