Zinovietismo

Zinovietismo

Corriente centrista que entre 1924 y 1929, bajo la dirección de Grigori Zinoviev, preparó el camino para la destrucción de la Internacional y sus secciones con las políticas organizativas de «bolchevización» y «proletarización» en el marco de la táctica de «clase contra clase» que negaba la necesidad de objetivos transitorios en las luchas de clase.

Los tres ejes del zinovietismo

1. Bolchevización

La bolchevización se puede definir como una reinterpretación burocrática del «centralismo democrático» que destruye el centralismo sustituyéndolo, en nombre de la funcionalidad, por la centralización de las decisiones en los órganos ejecutivos y la dirección, que acaban creando así organizaciones a su propia medida. Uno de sus portavoces en España, luego dirigente stalinista lo argumentaba así:

Los partidos comunistas, a diferencia de los socialdemócratas, son por esencia y fundamentalmente partidos de acción. Las discusiones entre los afiliados no se abren en virtud del principio democrático de la «igualdad», sino exclusivamente para fortalecer, para reforzar la acción de la vanguardia del proletariado consciente. Por eso nuestros partidos son partidos disciplinados; se entra en ellos, no para imponer su punto de vista particular, sino para consagrar todas sus energías a la defensa de los intereses supremos del partido. Por eso no queda lugar en ellos para las discusiones ociosas.

[...] En todas las situaciones críticas, la reivindicación de la democracia ha sido lo propio de los elementos reformistas, incapaces de comprender y, sobre todo, de aplicar o de soportar la disciplina de hierro bolchevique, sin la cual la clase obrera no puede forjar su partido político de clase.

Gabriel León Trilla. Democracia burguesa y disciplina proletaria, 1926.

Las secciones de la Internacional se irán convirtiendo así a partir de 1925-26 en organizaciones que siguen el viejo molde blanquista adornado por un militarismo extremo. En el partido solo se discute como ejecutar mejor las directrices del nivel superior, no se discute la línea a seguir. El zinovietismo ha preparado el camino al stalinismo.

La concepción pequeñoburguesa de la democracia, que ha penetrado hasta en los Partidos Comunistas, consagra un respeto sacrosanto a «la libertad de discusión», al derecho del libre ejercicio de crítica.

[...] Y cuando se les dice que los Partidos Comunistas no han sido creados para rendir culto a la democracia, cuando rechazamos el fetichismo de la «libertad de crítica y discusión», surgen los anatemas y las acusaciones.Cuando se les afirma que lo esencial para nosotros es la obtención de los fines políticos que nos proponemos y que si la democracia estorba, nos impide avanzar, restringimos o suprimimos la democcracia, nos tachan, escandalizados, de querer ahogar el pensamiento humano, y aun si el escandalizado es algún pequeñoburgués que se ha introducido en el Partido, afirma que «dictatorialmente y por la violencia queremos ahogar la voz de la oposición».

«La Antorcha». Las fracciones y el partido, 1926

2. Proletarización

Es la creencia fetichista en que mediante la introducción de cuotas basadas en el origen social de los miembros de determinados órganos ejecutivos, se garantiza la naturaleza de clase de una organización... al margen de su programa y su práctica política.

3. Táctica de «clase contra clase»

Aunque la izquierda comunista criticó esta táctica como una negación del frente único, que lo era, en realidad iba mucho más allá: se trataba de una negación de la necesidad misma del partido en las luchas concretas de la clase, a las que se negaba a dar objetivos transitorios que sirvieran a su avance sustituyéndolos por la admonición de la necesidad de la revolución en abstracto, como si esta no fuera el resultado de saltos en la consciencia de clase a partir de luchas concretas que escalan porque saben apuntar objetivos transitorios para salir adelante.

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