Modo de producción esclavista

Modo de producción esclavista

Modo de producción esclavista o esclavismo. Modo de producción basado en la propiedad física de la mayor parte de la mano de obra por la clase explotadora en el marco de una economía solo muy parcialmente mercantilizada.

Características generales del modo de producción esclavista

El modo de producción esclavista se extendió por el mundo antiguo desde el Indostán al Atlántico barriendo o transformando las civilizaciones basadas en el modo de producción asiático. En Europa perduró hasta la caída del imperio romano y el desarrollo de la feudalización, en Oriente Medio hasta la extensión del Islam y en buena parte de África hasta el siglo XIX. Bajo este modo de producción se desarrolla el estado, aparecen los grandes imperios del Occidente (desde Persia hasta Africa), las primeras grandes redes comerciales, los sistemas jurídicos complejos y los grandes aparatos ideológicos de la Antigüedad.

Sus principales elementos definitorios son:

  • La mayor parte de la mano de obra -y de la población- es propiedad de las familias de la clase explotadora y en menor medida, del estado. La explotación es personal y directa y el trabajador, individualmente, tiene la consideración de objeto de cualquier otro medio de producción. El esclavo no es sin embargo mercancía, no se produce para ser vendido (como pasará en el capitalismo esclavista estadounidense) y su transmisibilidad o emancipación dependerán de su posición en el aparato productivo y la situación de su propietario.
  • La compra-venta de los principales medios de producción, las propiedades agrícolas y mineras con los esclavos que tienen asociados, es relativamente escasa y está muy regulada y ritualizada. Normalmente restringida a la clase dirigente y cuando menos a los «hombres libres» no extranjeros.
  • Se desarrolla una economía mercantil con grandes circuitos comerciales rigurosamente en manos de la clase dirigente y el estado. Estos circuitos comerciales estarán además limitados en su crecimiento pues la mayor parte de la población -los esclavos- ni siquiera puede acudir al mercado si no es por cuenta de sus amos.
  • La guerra y la expansión territorial cumplen una doble función económica: por un lado capturar esclavos para paliar el alto coste de reproducción de estos, por otro aumentar las tierras en producción paliando las tensiones entre la clase dirigente y las otras clases libres.
  • El estado desarrolla instituciones y mecanismos complejos -jurídicos, políticos, ideológicos y asistenciales- para amortiguar el conflicto entre clases libres y reprimir tanto los escasos levantamientos de esclavos -verdadero pánico obsesivo de las clases dirigentes- como las cíclicas revueltas de pueblos y tribus sometidos que, con sistemas productivos basados en su mayoría sobre la propiedad comunal de la tierra, se negarán a pagar exacciones.

Estructura de clases del modo de producción esclavista

La nobleza del modo de producción esclavista es normalmente reminiscente de un pueblo o tribu conquistador o de una fusión de varios. Acapara la propiedad de la tierra y la dirección del estado y sus aparatos ideológicos y burocráticos. Está internamente jerarquizada y estratificada en diversos grados. Junto a ella aparecerá en la mayoría de los casos una clase plebeya heterogénea que presionará por acceder a la propiedad de la tierra y ganar peso en el estado.

Los esclavos formarán el grueso de la clase explotada, mayoritaria en la sociedad. Su origen en las tribus y pueblos conquistados es evidente en Esparta. Allí es la ciudad -es decir, la estructura política de las familias libres- la propietaria colectiva de los ilotas, a los que declara anualmente la guerra para que pierdan la consideración humana y puedan ser asesinados sin que constituya un delito contra la propiedad. Gracias a Tucídides podemos deducir que mantenían ciertas formas de explotación comunal de la tierra y derechos matrimoniales.

El estado de guerra de clases permanente y la consideración por tebanos y atenienses de los ilotas como un pueblo sometido y no como meros esclavos, revela sin embargo que Esparta nunca acabó de instaurar el modo de producción esclavista, que no llegará a desarrollarse plenamente hasta la conquista romana. Sin embargo precisamente por eso evidencia la tensión permanente que, más o menos simbolizada, sostendrá el estado esclavista contra la clase explotada durante todo su recorrido histórico.

Lucha de clases bajo el modo de producción esclavista y aparición del feudalismo

No podían ser sin embargo las escasas, aunque siempre amenazantes, revueltas de esclavos las que pusieran en jaque al modo de producción esclavista, sino el enfrentamiento entre nobleza y plebeyos por el acceso a la propiedad de nuevas tierras y brazos que explotar.

La relativamente baja productividad de la tierra y el alto costo de reproducción de los esclavos obligó en distintos momentos, por ejemplo en las explotaciones mineras de la República romana en la Bética y la Galia citerior, a recurrir al trabajo asalariado. Sin embargo, la escasa mercantilización de los medios de producción, la escasez demográfica de «pueblos libres» sometidos y la ausencia de una burguesía comercial desarrollada -el comercio de larga distancia estaba en manos de la nobleza y la burocracia estatal- hacía imposible la aparición de circuitos de acumulación de capital.

Sin embargo, todavía en el periodo ascendente del modo de producción esclavista, con distintas formas según las civilizaciones, aparecerá la figura del colonato: hordas de pueblos nómadas asimilados y esclavos libertos que son adscritos a una tierra que cultivan -generalmente en régimen comunal y como agricultura de subsistencia- a cambio de una renta.

La extensión de este sistema durante la decadencia del modo de producción esclavista -en Roma se regula a partir del siglo III- se produce en respuesta a una tendencia de fondo a despoblación y falta de nuevos esclavos, materializada en primer lugar como crisis fiscal... y por tanto como crisis de la ciudad. Por eso interesará en primer lugar a una parte de la nobleza y la burocracia periférica.

El colonato les sirve para superar el conflicto con los propietarios de las tierras del interior -plebeyos convertidos en propietarios- y recuperar la recaudación fiscal en un momento de debilidad y fraccionamiento político. No solo porque sirva para poner nuevas superficies en producción, sino porque los impuestos se cobrarán directamente a los colonos, no a los propietarios y siempre es más fácil cobrar impuestos a una clase explotada fraccionada y aislada geográficamente que a una clase poseedora que organiza el trabajo social en una región con poca presencia de fuerzas coercitivas del estado.

Los plebeyos que se habían beneficiado de los repartos de lotes y tierras por servicios militares o como desahogo de las tensiones de clase capitalinas, se convertirán así en propietarios y explotarán una fuerza de trabajo legalmente libre pero adscrita a una propiedad agraria de la que no podrán salir.

El colonato prefigura en realidad el feudalismo en el seno de la sociedad esclavista durante su decadencia. La llegada de las invasiones bárbaras asimilará los intereses de esta nueva clase de propietarios agrícolas a los de la nueva nobleza invasora contra el aparato estatal de las ciudades, propiciando el cambio definitivo de modo de producción.

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