Pueblo

Pueblo

Nombre que recibe el cuerpo social formado por las clases oprimidas de la sociedad burguesa cuando es liderado de forma efectiva por la pequeña burguesía.

Origen del «pueblo»

Las nuevas clases poseedoras del final del régimen feudal, que acumulan poder económico basado en la propiedad privada y no en el monopolio de la fuerza política, se organizan como cuerpo político opuesto al poder absolutista del Antiguo Régimen. En Inglaterra formaran la «Sociedad Civil» en el siglo XVII bajo el liderazgo de la nobleza terrateniente aburguesada y en Francia -inspirados en el modelo inglés- el «Tercer Estado» en el XVIII, directamente bajo el liderazgo de la burguesía. Se constituyen en nación y como tal reclaman el poder sobre el estado al clero y la nobleza. La nación pasa de reconocer al Soberano a exigir para sí la «soberanía».

En el desarrollo de las tareas nacionales y democráticas de la revolución burguesa, no tardarán en aparecer roces y conflictos entre la burguesía propiamente dicha -dada a pactar transiciones suaves con las clases hasta entonces dominantes- y la pequeña burguesía. Ésta, asustada de las consecuencias de la acumulación para su propia situación -la perspectiva de la proletarización- denunciará a la burguesía como una nueva «aristocracia del dinero», reverdeciendo la utopía del igualitarismo de la «sociedad civil», el magma indiferenciado de las «clases oprimidas», en un momento en el que el artesanado es todavía el segmento más amplio del proletariado.

Nace entonces el «pueblo», como pretendido sujeto de la vida política dentro del sistema burgués y materialización del programa burgués, no en oposición a él sino, como no podía ser de otra manera, como radicalización del programa realmente ejecutado por la burguesía. Es por eso que el pueblo se convertirá, casi inmediatamente, en el punto de desarrollo del nacionalismo: refuerzo del estado burgués y el mercado que al mismo tiempo que reclama un imposible protagonismo en la «soberanía» que ponga a cubierto del avance de la acumulación capitalista a las clases intermedias.

En ese afán por desarrollar espacios organizativos propios en el estado burgués, la pequeña burguesía encontrará un terreno común con el proletariado en las primeras revoluciones burguesas, precisamente porque el proletariado es consciente de que cuanto más claro y radical sea el triunfo de la burguesía contra las clases feudales, antes llegará el momento de su propio enfrentamiento abierto con la burguesía.

En Alemania está todavía por delante la lucha decisiva entre la burguesía y la monarquía absoluta. Pero, como los comunistas no pueden contar con una lucha decisiva con la burguesía antes de que ésta llegue al poder, les conviene a los comunistas ayudarle a que conquiste lo más pronto posible la dominación, a fin de derrocarla, a su vez, lo más pronto posible.

Por tanto, en la lucha de la burguesía liberal contra los gobiernos [absolutistas], los comunistas deben estar siempre del lado de la primera, precaviéndose, no obstante, contra el autoengaño en que incurre la burguesía y sin fiarse en las aseveraciones seductoras de ésta acerca de las benéficas consecuencias que, según ella, traerá al proletariado la victoria de la burguesía.

Las únicas ventajas que la victoria de la burguesía brindará a los comunistas serán: 1) diversas concesiones que aliviarán a los comunistas la defensa, la discusión y la propagación de sus principios y, por tanto, aliviarán la cohesión del proletariado en una clase organizada, estrechamente unida y dispuesta a la lucha, y 2) la seguridad de que el día en que caigan los gobiernos absolutistas, llegará la hora de la lucha entre los burgueses y los proletarios. A partir de ese día, la política del partido de los comunistas será aquí la misma que en los países donde domina ya la burguesía.

Federico Engels. Principios del Comunismo, 1847

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